17 de septiembre de 2020.

No pensamos nunca en ello, porque da vértigo hacerlo, pero en realidad, es la única certeza que tenemos desde el mismo momento en que nacemos: vamos a morir. Pero mirad por dónde —y qué maravillosa, a veces hasta mágica, es la vida—, que el no saber cuándo aparecerá el cartel de «the end» y la consiguiente carrilera de créditos después, le da sentido a todo lo que hagamos mientras existamos. Porque, qué más da que el destino final esté escrito, si lo que verdaderamente nos importa se encuentra en el camino: las emociones experimentadas, la gente que conozcamos, todo lo que seamos capaces de hacer alguna vez… Ese es el verdadero reto de la vida; y más, si tenemos en cuenta, que nunca sabemos de cuántos créditos de tiempo disponemos, ya que todo puede acabar en un abrir y cerrar de ojos.