22 de junio de 2020

Menudas orejas para sujetarse la mascarilla tiene este lobo que vaga por las sierras de la nueva realidad . Primero que nada, volver a tener al rebaño entretenido en las viejas fórmulas circenses; de ahí que el fútbol tenía que regresar por encima de todas las cosas, aunque fuera en formato sintético o sin-público, en un intento desesperado por aplacarle el mono a las ovejitas. De esta manera, la religión balompédica volvió a ocupar su espacio, desplazando una vez más a la cultura hacia las tinieblas del olvido.
Para muestra un botón: ayer, Fiesta europea de la música, músicos, salas y militantes de esta herejía a la cual pertenezco, lo celebramos ateniéndonos a las nuevas normas: aforo limitado y reglamentaria separación entre los escasos espectadores, aunque en algunos casos, como en el concierto de Guadalupe Plata, organizado en Planta Baja —Granada— por Serpiente Negra, lo ofrecieran en directo o en continuo gracias a las redes sociales, para así cerciorarnos de que la vieja emoción de la música sigue pulsando las cuerdas de la guitarra de Pedro de Dios, a la par que tensiona los parches de la batería de Carlos Jimena. Solo hay que ver aquí abajo el concierto que se marcaron.