Querido lector: las entradas que te has ido encontrando en mi blog bajo este título han sido fruto de las reflexiones diarias que he ido escribiendo cada mañana durante el confinamiento en el muro de mi Facebook. En vistas del buen resultado que le están dando a mi salud, tanto de cuerpo como de alma, las seguiré manteniendo. Siempre las acompaño además de una canción que por lo general sirve —nunca mejor dicho— de pretexto a lo que escribo.
14 de junio de 2020

La universidad de la vida suele rezar en muchos muros de Facebook como lugar donde se han cursado estudios. Y en cierto modo, lo veo muy razonable. En mi caso, solo me atrevería a nombrar como tal a uno de mis profesores de la facultad: José Acosta Sánchez, doctor y catedrático de Derecho Constitucional, de quien tuve el privilegio de recibir verdaderas clases magistrales en el aula magna de la Facultad de Derecho de Córdoba. El resto —incluída una de sus «profesoras adjuntas» y, hoy en día, miembro muy importante del gobierno de Sánchez—, forman parte de mi particular limbo de malos e incluso nulos enseñantes. Por si a alguien le interesa curiosear en la biografía de mi profe Acosta, decir que fue además el primer y único —creo— político andalucista que ocupó escaño en el parlamento catalán. En aquel entonces, 1980, era capaz de sacar de sus casillas una y otra vez al «molt honorable senyor president» Pujol.
Salvo Acosta, mis referentes estaban lejos de las aulas. Uno de ellos era Santiago Amón, un hombre culto en el sentido renacentista del término, un verso suelto del pensamiento en general, quien cada mañana desataba su conocimiento monumental, su pensamiento crítico, su escepticismo y su sagaz clarividencia en los micrófonos de la extinta Antena 3 radio. Sabios como Acosta o Amón, ya fuera en las aulas, ya fuera en la radio, inculcaron en mí una peculiar universidad de la vida, enseñándome esas cosas inútiles que, según Amón, conforman la cultura: «la exaltación de lo que no sirve absolutamente para nada». Por desgracia, el mundo que se nos está quedando adolece de ella sobre todas las cosas, y los que vienen detrás, no solo no podrán vengar esta infamia, sino que no sabrán cómo hacerlo.