Querido lector: las entradas que te vas a encontrar en mi blog bajo este título son fruto de las reflexiones diarias que he ido escribiendo cada mañana durante el confinamiento en el muro de mi Facebook. Siempre las acompaño además de una canción que por lo general sirve —nunca mejor dicho— de pretexto a lo que escribo.
2 de abril de 2020

Os juro que me invade la tentación de hacerlo una decena de veces al día. Los leo ahí, energúmenos e iracundos, escribiendo con mayúsculas su ¿verdad absoluta?, pero me tiembla el dedo ante la disyuntiva: ¿ver amistad?… ¿buscar ayuda o denunciar perfil?… ¿bloquear?… Por fortuna, detrás del ruido y de la suciedad, prevalecen los de siempre, los de toda la vida: los saltimbanquis que decía mi madre. Para quienes observan desde fuera, nuestras conversaciones parecen sacadas de una película de Cuerda, mientras nuestras coñas entran y salen del camarote de los hermanos Marx. Condescendientes, nos miran por encima del hombro, como a unos vulgares plagiadores del discurso de Chaplin en «El gran dictador».
Por fortuna, esas menudencias ya no nos afectan, pues como dice García Montero en la voz de Quique González: Herederos de todas las canciones que faltan por cantar. Somos los amos de la mejor poesía callejera. Corazones sencillos o barrocos, aquí cabe cualquiera, la nave de los locos.
2 respuestas a “Buscando algo bueno del confinamiento (20)”
¡genial!
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Gracias. Siempre viene bien para el ánimo que alguien tenga en consideración tus reflexiones.
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