Pequeñas oraciones ateas

Cuatro: no soy digno de ti

Foto de Spencer en Unsplash

Dime ¿por qué yo? ¿En verdad debo considerarme afortunado?


En el fondo sabes que puedes estar tranquila; que si caes, cuando llegues al abismo, allí estaré yo, aunque no me esperes. Seré el único «poltergeist» en tu cuarto vacío; un fantasma abrazándote bajo las sábanas; de repente, una presencia, vívida como una mañana de verano.


Pero recuerda: solo tú, desde tu corazón roto, podrás verme; solo mientras tanto, mientras te recompones, yo seré el único: el elegido.

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