15 de febrero de 2021.

«Ya no nos volvíamos cuando un nuevo grupo doblaba la calle. Y cuando se disponían a entrar en la casa, no nos quedábamos como pasmarotes mirándolos. Ni siquiera parábamos de jugar con la pelota grande y roja de los topos negros. La misma pelota de siempre que mi hermano y yo conservamos casi tantos años como infancia tuvimos. Así eran los juguetes de antes: resistentes, casi eternos; o al menos, así permanecen en nuestro recuerdo».
—«Los niños de las caras», Juan Cano Pereira, editorial Sial Pigmalión, 2020—