29 de octubre de 2020.

Sabía que ocurriría, que en el momento que me quedara un instante a solas con ese tipo desdibujado de mi foto de perfil empezaría a echarte de menos. Ahora se trata de aprender a vivir sin ti: sin tus reproches y sin tus silencios; sin tu aliento y, sobre todo, sin tu sonrisa.
Miro tu viejo reloj Omega, con su correa desgastada y su maquinaria callada ya para siempre, después de tanta batalla dada; como tú. Miro su esfera nacarada y las rayas metálicas de color dorado en el lugar de los números, y me viene de pronto el olor del trabajo en tu cara y la satisfacción de la jornada cumplida en tus ojos, mientras nos dirigimos rumbo al sol del mediodía que anuncia el futuro. Tú y yo, los dos subidos en la vieja dos caballos azul taubenblau; azul facebook.