6 de julio de 2020

Vacíate los bolsillos y enséñame las manos. Pero no te escondas nada… Bueno, en verdad tienes poco que enseñar. Esa es la queja que me repites cada noche como una letanía, cuando lo que tendrías que hacer es dejar de rezar y ponerte a darle forma con tus manos a eso que debiera estar colmando tus bolsillos: tu vida, tus sueños.
Sí, claro que da vértigo; y, por supuesto que no es nada fácil, pero estar compadeciéndote hasta la eternidad no es una opción, ni válida, ni sana.
Te juro que es como dejar de fumar: nada más pasados treinta, cuarenta minutos, te baja la presión arterial, remite esa sensación de ahogo y todo parece comenzar a fluir…