16 de marzo de 2021.

Lo que verdaderamente importa de este tiempo migrañoso está en la restauración de todas las fotografías malogradas. Que merezca la pena detenerse en esos pocos momentos que, con o sin distancia, nos vimos, pero que, por la brevedad o por las prisas, salimos movidos o a medio sonreír. Que, a pesar de haber saturado la imagen a fuerza de repetirla una y otra vez, intentemos averiguar cuál era el color de aquel vestido que llevabas la última noche de agosto en que nos vimos. Que cerremos los ojos y no escuchemos solo palabras en blanco y negro que provienen de voces que titubean con la palabra «mañana». Que seamos capaces de recomponer ‘el álbum de lo bueno de lo malo’, aunque solo se salven una o dos fotos de un cielo azul a medio velar, pero aún despejado.