3 de octubre de 2020.
… lo primero que hizo Pura fue desempolvar y ordenar aquella biblioteca yacente; había incluso ejemplares que llevaban años esperando ser desembalados. Esto alborotó nuestras pituitarias todavía más de lo que ya lo estaban, haciendo emerger el espíritu de la curiosidad de entre las hojas silentes y las palabras ninguneadas de unos libros que llevaban tanto tiempo arrinconados y sucios.
—«Los niños de las caras», Juan Cano Pereira, editorial Sial Pigmalión, 2020—