19 de enero de 2021
La noche de los tiempos
Sobrevivieron los fuertes,
encogidos o estirados sus cuerpos
dentro del molde de las circunstancias
efímeras, cambiantes.
Se hizo un limbo
de cortinas rojas y terciopelo azul,
donde los débiles se abandonaron
en sueños de perpetua insatisfacción.
Habló Dios al hombre,
con voz amplificada, de truenos;
con rayos en los ojos,
y una inmensa lengua de fuego.
Desde su trono de criptonita,
flanqueado por ángeles de espadas sibilinas;
allá, apostado en su soledad:
en la llanura de los cuerpos mutilados.