Los niños de tu colegio han empezado a restar
ya cuentan en pasado al sumar el capital…
–Capital, canción de Bonico-
La Sociedad Fonográfica Subterránea ha estrenado esta década de una forma algo apretá, pero mu bonica. Me explico: se ha tenido a bien presentar el primer EP de Bonico, la última incorporación a este pequeño sello, con un mini concierto del dúo en la mismísima Subterránea Cómics y Discos. Quienes conocen las dimensiones de la tienda granadina sita en Horno de Abad -frente a la sala Planta Baja-, estarán conmigo en que es una temeridad a la que, por otra parte, Paco Cano ya nos tiene acostumbrados. Me refiero, por supuesto, a las innumerables presentaciones de cómics que se realizan en este pequeño pero emblemático rincón de la cultura granadina.

El peculiar catálogo musical de esta casa, surgido de la concienzuda y suigéneris rebusca que Alfonso y Paco efectúan en el subsuelo musical –tanto granadino como jiennense-, ya tenía blues, también rock, por supuesto punk, incluso maravillas musicales inclasificables -escúchese el Osombroso folk de las badlads-, pero carecía de una referencia pop. Pues bien, el proyecto de Nico Cortés y Luis Coronel viene a suplir esa carencia. Eso sí, me jugaría una alhambra, a que la noticia no ha sido muy del agrado del ala más radical del underground granadino, a pesar de que el descaro y la desvergüenza de Bonico, sean tan subversivos o más que el resto de la música a la que la S.F.S. nos tiene acostumbrados, aparte de aportar unas gotas de su frescura naíf nada disimulada que, a buen seguro, terminarán retroalimentando las pilas alcalinas que hacen lucir a la música popular granadina con una intensidad especial en el solar patrio.
El EP en cuestión se titula «Medicina», y es un vinilo de 10” en su formato físico, aunque también se encuentra disponible en las principales plataformas digitales. Está integrado por cuatro píldoras de un pop sencillo, en las que Nico, su facultativo, se atreve a recetarnos «canciones soporíferas contra el sopor» –¿tal vez un placebo?-, que esconden sanadoras melodías, compuestas a base de sintetizadores y cajas de ritmos -C16, es el tercer miembro no humano del grupo-; eso sí, con la acertada cauterización de la guitarra de Luis.

Primera píldora: la voz de Nico, su manera de atacar la melodía en La sala 81, nos lleva a los ya viejos del lugar, hasta aquellos paraísos que se perdieron en la garganta del Zurdo, aunque chicas posando en los bares hubo y habrá siempre: en los 80 y en los 2020; en Malasaña y en Pedroantonio; en Madrid y en Granada. También inquietudes por crear, sea cual sea el hábitat que te rodee. A Bonico no le faltan ni fe ni intención, para tener un tórrido romance al son de sintetizadores en un almacén de ultramarinos.
Segunda píldora: Sacadme de aquí, como sustitutivo del lexatin, mientras no tengamos un gobierno que se atreva a derogar la reforma laboral del Pp. Y es que, sobre todo en el sector servicios, ¿quién no ha tenido conciencia de haber recibido alguna soterrada señal de socorro desde el otro lado? Al menos, esta canción es un simpático desahogo contra la precariedad.
Tercera píldora: con la que Nico, ya sin anestesia y a tumba abierta, declara, sin ambages, sus intenciones. Las dos primeras frases de Capital, son tan descorazonadoras (los niños de tu colegio han empezado a restar/ya cuentan en pasado al sumar el capital), que nos parecerá un planazo pasarnos el verano tomando pelotazos de vodka con granadina junto a una piscina de plástico, mientras jugamos a las cartas. Eso sí, que no decaigan mientras las marchas antifascistas en las que gritemos consignas de los IDLES.
Última píldora: al final, después del sopor veraniego, nos saltamos el otoño por culpa del cambio climático. Y cuando, de pronto, se nos ha venido encima el invierno, el cuerpo nos pide fútbol. Pero nada de aburrido tiqui-taca vertical; necesitamos la inspiración del Pelusa, el físico que ama la estrella. Mientras, escucharemos la música que nos guste -la que sea, nuestra favorita-, que no tiene por qué ser ni La Estrella de David ni Airbag; que esos son los referentes de estos bonicos. De hecho, nos han prometido quitarse de en medio si consiguen telonear a los de Estepona.

Espero que la trayectoria de Bonico no se cruce muy pronto con los Airbag o que, de llegar a ocurrir, se retracten de su palabra dada; al menos, mientras sean capaces de seguir ofreciéndonos un poquillo de este viento fresco, que nos alivie un tanto la monotonía, aunque se trate de simple sopor popero contra el sopor mismo.