20 de febrero de 2021.

La música fue primero pretexto; después el pegamento que nos seguía manteniendo unidos más allá del milagro de la química. De hecho, el olor de tu pelo, el sabor de tu boca, tus pies helados buscando refugio entre los míos; todos esos momentos y sensaciones tenían asignada una canción, aunque nunca te lo dijera.
Es tan evidente el influjo que ejercías en todas y cada una de mis melodías. Si estabas contenta, mi música dibujaba cabriolas en el pentagrama, como la estela que describe una bandada de estorninos en un atardecer de otoño. En cambio, cuando estabas triste, me apresuraba a escribir un blues oscuro, como si fuera un perro ladrándole a la luna. Por eso, no se me ocurre mejor cosa que decirte.
—Ayúdame a terminar esta canción