23 de noviembre de 2020.

Es el único combustible que puede mover el mundo hacia el lado bueno. Pero una puntualización: la cosa solo funciona cuando no se espera una contraprestación a cambio. Para lograr que la maquinaria marche en dirección al sol, hay que cargarla a tope de amor. Ahora bien, ese amor no puede regirse por normas mercantiles; debe ser algo puro, algo desinteresado. De no ser así, a las primeras dificultades, la cosa se viene abajo y el motor se gripa. Por desgracia, pocos entienden esta simple premisa; y de esos pocos, casi nadie la pone en práctica.