14 de noviembre de 2020.

Todo lo que nos une está ahí desde mucho antes de que tú y yo existiéramos. Esos fantasmas familiares, arrastrando todas las torpezas y también las virtudes que nos hacen reconocernos como grupo, se afanan siglo tras siglo para atarnos con sus ramales hechos a base de ácido desoxirribonucleico y de primorosa paciencia trenzada allá, en las sombras de la eternidad.
Después, una vez entrelazados nuestros cuerpos y sus espectros con una maña y una fuerza tal que no puede ser de este mundo, por mucho que nos empeñemos en obviarlo, nunca habrá vuelta atrás.