11 de noviembre de 2020.

Era precavido, muy desconfiado. Comprobó una y otra el estado del firme; que nada se fuera a derrumbar bajo sus pies. Después, se dirigió hacia ella, guiado por la estela amarillenta de las luces que, como una carrilera de estrellas, lo condujeron en su camino. Llegó por fin hasta la casa, donde la encontró sentada en el porche. Estaba esperándolo con su florido vestido de domingo y una sonrisa que pintó la noche con destellos naranjas. Ella le dijo: «te estaba esperando». A lo que él contestó: «¡te he echado tanto de menos»