29 de septiembre de 2020.

Ese momento donde realidad y ficción se diluyen y forman un todo ambiguo y cambiante. En ese lugar fronterizo de mis recuerdos, me encuentro a veces con un tipo que un día quería ser mi amigo y al otro darme una paliza, pero hoy no está aquí por eso, sino por sus gustos con las mujeres.
Si lo nombro como el tipo que siempre andaba buscando a la misma mujer en todas las mujeres, me diréis que ese tipo somos todos los tipos del mundo. Pero no; este tipo era literalmente ese tipo que buscaba siempre a la misma mujer, y no hablo en esencia, en carácter, en gestos, en maneras… buscaba a la misma mujer físicamente.
Por un tiempo estuve convencido de que solo él era capaz de ver a esa mujer en todas las mujeres que se cruzaban en su camino, hasta que lo vi con mis propios ojos: ciudades distintas, épocas diferentes y tres mujeres con facciones parecidas, casi idénticas, objeto de su obsesión. Incluso salió con una de ellas durante un par de semanas; a las otras dos, sin embargo, solo las acosó sin lograr siquiera su número de teléfono. Que ¿por qué me he acordado ahora de este tipo? Pues muy fácil, ayer me lo encontré después de muchos años, demasiados diría yo, pues me costó reconocerlo si no llega a ser por la mujer que lo acompañaba; su cara me era tan familiar…