7 de septiembre de 2020

Vivo en esa pesadilla en la que quieres huír o correr hacia algo o alguien y por más que lo intentas siempre estás en el mismo lugar, cada vez más cansado, y con esa sensación de agobio en tu garganta, que, al final, termina por despertarte.
Pero, como esto no es una pesadilla, sino la vida real, ese agobio sigue ahí cuando despiertas —o cuando te das cuenta de que no lo estabas soñando—, acompañándote todo el tiempo, como una úlcera que te deja esa desagradable sensación caústica que va desde tu estómago hasta el esófago, y vuelta a empezar.
Yo lo siento, aunque no sé de dónde viene, mientras el tiempo se me escapa de las manos.