10 de julio de 2020

Este viejo entiende que, en nuestro viaje circular, estamos regresando al punto de donde partimos, o si se me apura, al punto de no retorno. Este viejo está cansado y le duelen la boca, las manos y todas las palabras que intente buscar para explicarse tanta estupidez reunida en una misma especie; me refiero a la humana, por supuesto.
En un último y egoísta esfuerzo, me digo a mí mismo que ahí está, que no he de despreciar nunca ese instante, y recordar siempre qué o quién me hizo reír, aunque fuera solo por un momento. Puede que esa acción, esa luz, esa persona aún sean capaces de provocar la energía necesaria para mover mis sueños. Y si ya no me pone nada ni nadie, he de continuar la búsqueda ahí dentro: seguro que encuentro dónde está el motor de arranque. En verdad, solo yo sé cómo funcionan los resortes de su mecanismo.