Querido lector: las entradas que te has ido encontrando en mi blog bajo este título han sido fruto de las reflexiones diarias que he ido escribiendo cada mañana durante el confinamiento en el muro de mi Facebook. En vistas del buen resultado que le están dando a mi salud, tanto de cuerpo como de alma, las seguiré manteniendo. Siempre las acompaño además de una canción que por lo general sirve —nunca mejor dicho— de pretexto a lo que escribo.
19 de junio de 2020

Hacerte con todos esos recuerdos que previamente has tamizado para que encajen a la perfección en tu collage. Acto seguido, poner en marcha la maquinaria de las palabras y manejar infinidad de combinaciones con la habilidad de un malabarista, procurando la justa proporción que mantenga el equilibrio en la balanza: en un platillo los diamantes; en el otro la herrumbre. Pudiera ser que el resultado final se asemejara a la verdad remotamente, pero solo por pura coincidencia. A fin de cuentas, este oficio consiste en inventar historias; solo tú sabrás de dónde vienen, porque, una vez que accionas el mecanismo, dejarán de estar en tus manos los designios de la historia. Y cuando veas a esos personajes tan crecidos que apenas los reconozcas, despídete de ellos y deshazte de las pruebas. Que nadie te relacione con el asunto.