Querido lector: las entradas que te has ido encontrando en mi blog bajo este título han sido fruto de las reflexiones diarias que he ido escribiendo cada mañana durante el confinamiento en el muro de mi Facebook. En vistas del buen resultado que le están dando a mi salud, tanto de cuerpo como de alma, las seguiré manteniendo. Siempre las acompaño además de una canción que por lo general sirve —nunca mejor dicho— de pretexto a lo que escribo.
18 de junio de 2020

Sí, lo confieso. Yo soy parte de la resistencia, y no me resigno a volver a la insustancialidad de antes, con su coqueta y aparente fachada donde, entre la nada, solo se cobijan el frío y las alimañas. No me da la gana tomarme la muerte de tanta gente en vano, para que tú vuelvas a tu guaperío, a tu todo vale, a tu ganar, ganar y ganar. La sola sospecha de que lo ansíes me repugna, porque así se demuestra, más que tu ignorancia, tu estulticia campando en las anchuras de una tierra en verdad plana.
Y pienso, ¿no será que para sobrevivir en esta regresión hay que involucionar a un estadío anterior, a un hombre del cromagnon más simple, más bruto, pero capaz de sobrevivir en esta intemperie?… Pienso esto, y mientras lo hago, te juro que estoy a punto de implosionar.