Querido lector: las entradas que te vas a encontrar en mi blog bajo este título son fruto de las reflexiones diarias que he ido escribiendo cada mañana durante el confinamiento en el muro de mi Facebook. Siempre las acompaño además de una canción que por lo general sirve —nunca mejor dicho— de pretexto a lo que escribo.
9 de abril de 2020
Aquí estoy otra vez, empujado por el insomnio, provocado por todo lo que se me remueve por dentro, intentando dibujarlo con palabras. ¿Lo conseguiré?… chi lo sa. Ojalá encuentre la forma.
Dar con la palabra justa, aunque esta no se encuentre entre las más bellas de este complicado idioma nuestro —tan bellas y tan musicales, como si el mismo Joan Manuel Serrat te las estuviera susurrando al oído—, es, más que un ejercicio de estilo, un compromiso de honestidad y, si se me apura, a veces de valentía; porque, ni se le puede regalar el oído a todo el mundo, ni te llenará de razón la hueca retórica ni el palabrerío hinchado.
Escribir desde el compromiso personal te granjeará enemigos a uno y a otro lado, y te hará cometer muchas equivocaciones, pero nunca te ha de avergonzar reconocer tus errores. Sí, y con toda probabilidad, de seguir estas premisas, serás un muerto de hambre en esto de la escritura.
Para mí, esta opción es además mi compromiso de vida. De hecho, de no seguirlo, me estaría traicionando. Por ello prosigo mi búsqueda de la palabra justa en estos tiempos del confinamiento, aunque también intentaré que sea bella, musical, honesta y hasta valiente. Y la ofreceré tal cual: desnuda de perifollos e innecesarios adjetivos parasitando a su alrededor. Por eso hoy, esa palabra es ‘esperanza’.
…Pronunciaré ‘esperanza’
la gritaré por dentro si es lo que hace falta
la escribiré mil veces, me alejaré de espaldas
quizás de repetirla algo me quede…
juancanopereira.com 