Querido lector: las entradas que te has ido encontrando en mi blog bajo este título han sido fruto de las reflexiones diarias que he ido escribiendo cada mañana durante el confinamiento en el muro de mi Facebook. En vistas del buen resultado que le están dando a mi salud, tanto de cuerpo como de alma, las seguiré manteniendo. Siempre las acompaño además de una canción que por lo general sirve —nunca mejor dicho— de pretexto a lo que escribo.
11 de junio de 2020

Parefraseando a Lennon, Madrid es esa ciudad que nos ocurre mientras estamos ocupados en otras cosas. Lo mismo le da haberte conocido ayer, que llevar media vida viéndote pasear la prisa por sus calles, que ella siempre encuentra con qué sorprenderte. Solo tienes que levantar la vista de eso que hoy te parece tan importante y que, mañana, cuando tal vez sea tarde, te la traiga al pairo. Entonces, mirarás por la ventana, esbozarás un bostezo medio suspiro, y la verás ahí plantada, mirándote con su mueca de perdonavidas.
—¡Deja eso ya imbécil, y vente conmigo! —te dirá, y tú no sabrás si medio en serio o medio en broma, porque Madrid es así: te insulta mientras te busca la boca.