Querido lector: las entradas que te vas a encontrar en mi blog bajo este título son fruto de las reflexiones diarias que he ido escribiendo cada mañana durante el confinamiento en el muro de mi Facebook. Siempre las acompaño además de una canción que por lo general sirve —nunca mejor dicho— de pretexto a lo que escribo.
26 de marzo de 2020

Podría divagar durante varios días sobre lo que me mueve, pero, siendo breve: tengo el pálpito de que algo bueno podré deciros desde esta inmanente tristeza mía. A pesar de esta piel fina y transparente, de esta delicada fragilidad por la que doy la sensación de estar siempre a punto de quemarme, he aprendido a entrar y a salir con cautela de mi desolación. Y lo sé, os lo aseguro: algo de provecho saldrá de todo esto.