Querido lector: las entradas que te vas a encontrar en mi blog bajo este título son fruto de las reflexiones diarias que he ido escribiendo cada mañana durante el confinamiento en el muro de mi Facebook. Siempre las acompaño además de una canción que por lo general sirve —nunca mejor dicho— de pretexto a lo que escribo.
18 de marzo de 2020

A estas alturas puedo pasar por alto que el miedo, la incertidumbre y, sobre todo, la desesperación nos lleven a erigirnos como expertos en situaciones de emergencia. Es algo que no nos reprocharé a nosotros, a los ciudadanos de a pie, pero que sí pondré en «cuarentena» cuando la pócima milagrosa venga de políticos, periodistas y opinadores varios. Así me ocurre con la opinión de un regresado de mi pasado que me topé ayer, donde acreditaba su más o menos acertada fórmula proclamándose experto planificador de recursos. La clave, decía el lumbreras, está en «alisar la curva». Y es cierto, eso es lo que hizo este individuo —entre otros muchos— durante la crisis económica: alisar la curva haciendo tabla rasa con quienes iban acercándose a la cincuentena. Espero que ahora su alisado de curva no signifique dejar morir a los mayores. Y es que esto no deja de ser muy delicado.